Un brindis por Georgia (y 2)

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Si en el primer artículo de nuestro viaje a Tblisi (Georgia) hablábamos del futuro de este país en el baloncesto, en esta segunda parte lo haremos básicamente de dos visitas con sendas entrevistas que tuvimos la oportunidad de tener en la capital georgiana.
En primer lugar de cómo se vive un partido ACB en casa de un jugador de la liga, a miles de kilómetros de distancia, y con la ayuda de internet (jornada virtual incluida), y en segundo lugar de cómo es una entrevista con un presidente de un club de Georgia, que además dirige una cadena de radio, otra de televisión y es “dueño” de una de las firmes promesas del baloncesto de su país, Giorgi Shermadini.
En el primer caso, vivimos el partido entre Fuenlabrada y Menorca en casa de Nikoloz Tskitishvili, junto a su madre Guliko y su entrenador desde que empezó a jugar a baloncesto, Vazha, mientras que en el segundo caso nos estamos refiriendo a una charla con Jamlet Khukashvili, presidente del Maccabi Tblisi.

La jornada virtual en casa de Nikoloz

La madre de Nikoloz Tskitishvili, Guliko, no tiene equipo en el Supermanager, pero desde que su hijo fichó por el Alta Gestión Fuenlabrada se ha convertido en una asidua de la jornada virtual de
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Ante el Menorca, Nikoloz se cargó rápidamente con dos faltas que por supuesto no fueron bien recibidas en Tblisi. Guliko vivió con Nikoloz en su primer año en Denver, para estar junto a su hijo en el inicio de la aventura americana, pero luego ya sabe lo que es vivir el baloncesto desde la distancia. “El primer año en la NBA fue probablemente la mejor experiencia de la carrera de mi hijo. Luego tuvo algún problema de lesiones y poco a poco fue teniendo menos minutos, pero del primer año guardo un recuerdo muy bueno”, según la madre del jugador.
La casa de “Skita” está llena de recuerdos de su paso por la NBA y en ella pasa sus estancias en Tblisi. Nos cuenta Guliko que el día 26 de junio de 2002 no esperaban que Nikoloz saliera tan arriba en el draft. Fue el draft en que Houston Rockets escogió a Yao Ming como número 1, y tras Jay Williams, Mike Dunleavy Jr y Drew Gooden apareció Nikoloz Tskitishvili por Denver Nuggets, y procedente de Benetton Treviso. Más atrás aparecieron otros europeos como Bostjan Nachbar (Eslovenia), Jiri Welsch (República Checa), Nenad Krstic (Serbia), Robert Archibald (Escocia), Dan Gadzuric (Holanda), Milos Vujanic (Serbia), Mario Kasun (Croacia), Peter Fehse (Alemania), Darius Songaila (Lituania), Mladen Sekularac (Serbia) y los argentinos Federico Kammerichs y Luis Scola, el brasileño Nené Hilario, el australiano David Andersen así como el ahora de nuevo azulgrana Juan Carlos Navarro.
Según su madre, Guliko: “Aquello fue increible. Realmente todo fue muy rápido, desde que Skita empezó a jugar a baloncesto hasta que le llegó la oportunidad de ir a la NBA”. Su entrenador, Vazha, nos lo explica: “Hace unos diez años, cuando Nikoloz apenas tenía 15 años, apareció por el pabellón junto a su madre. Tras dos meses entrenando con él, enseguida ves que tiene algo especial. Apenas cuatro años después, era drafteado como número 5 del draft. Fue alucinante”.
Y es que la historia de Nikoloz Tskitishvili, que fue detallada hace unos años en un magnífico reportaje de Quique Peinado para Gigantes, se resume en que hasta los 15 años su pasión era el baile nacional de Georgia, del que es un gran experto y podríamos calificar como gran bailarín. Quizá la facilidad que tuvo para mover los pies en ese baile nacional (si ponéis “georgian national ballet” en youtube podréis ver el tipo de ballet del que hablamos) fue también luego clave en su aprendizaje para el baloncesto. Luego está el tema de su altura. Empezó a jugar a baloncesto de base con 1’85 con 15 años y se fue al Slovan Ljubljana con 17 años midiendo ya 2’08. Esos 23 centímetros extras y la posibilidad que tuvo de jugar de base durante sus inicios (curiosamente como Pau Gasol cuando éste era infantil en el CB Cornellà), hicieron el resto.
El padre de Nikoloz falleció cuando él contaba con dos años y es evidente que eso también marcó su infancia, aunque como detalla Guliko “hemos vivido grandes experiencias gracias al baloncesto. Mi otro hijo estudia ahora en Estados Unidos y cuando Nikoloz fue a Ljubljana, el presidente del club nos convenció para que todos fuéramos con él. Fue una experiencia muy bonita y Ljubljana es una ciudad preciosa. A partir de ahí, como decía antes, todo fue muy rápido”.
Si le preguntamos por presente y futuro, Guliko tiene palabras de agradecimiento y esperanza: “Recuerdo que dos meses después de entrenar con Vazha, él nos dijo que Nikoloz jugaría un día en la NBA. Entonces pensé que no sabía lo que decía. Luego ya ví que no. En cuanto al futuro, sólo espero que mi hijo sea feliz y haga feliz a su equipo, claro”.


En el despacho de Jamlet Khukhashvili
Cuando alguien en el mismo momento, y casi espacio, es presidente de un club de baloncesto, el Maccabi Tblisi; director de una cadena de radio (la “Ja-ko” Radio habla las 24 horas sobre deporte) y director del departamento de deportes de la TV Georgia; es que debe tener algo especial.
Su tarjeta posee hasta cinco cargos distintos y además es el mentor y “dueño” de una de las futuras promesas del baloncesto europeo, Giorgi Shermadini, un 2’16 del que hace unas semanas también habló
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El despacho de Jamlet como presidente del Maccabi Tblisi se encuentra en el propio Sport Palace de la capital, que como explicamos en el primer artículo acoge muchos de los partidos de la máxima división del baloncesto del país.
Allí pudimos comprobar que él es también el máximo fan de Shermadini. “Empezó a jugar a baloncesto a los 16 años y ya entonces les decía a todos que él sería una gran estrella. Entonces poca gente me creyó y ahora ya es demasiado tarde para ficharlo”, nos decía Khukhasvili, con la confianza que da que el jugador acababa de firmar cuatro años por Panathinaikos hacía sólo unos días.
Jamlet es una persona peculiar. Nos regaló un bolígrafo, copia del que según él había utilizado Shermadini para firmar su contrato por Panathinaikos. Al ver el bolígrafo, de la medida de un Din-A4 (como podéis comprobar en las imágenes adjuntas), pensamos que nos estaba vacilando. Luego comprobamos que no, que efectivamente Shermadini firmó el contrato con ese objeto. “Para firmar un gran contrato, es necesario también un gran bolígrafo”, así lo explica Jamlet con una sonrisa burlona. Cuanto menos, tuvo que ser curiosa la escena en Atenas.
Tras mostrarnos algunos vídeos de Shermadini en los training camps de Portland Trail Blazers, Jamlet nos explicó por qué ahora el jugador no está en la NBA: “No nos garantizaban un puesto alto en el draft y ante esto decidimos que lo mejor era presentarse a éste en otra ocasión”. Sin duda, Panathinaikos le ofrecía un contrato más suculento que el que podía conseguir al salir como segunda ronda del draft.
Y poco más podemos contar de una reunión en el que tuvimos la oportunidad de probar el café de Shermadini (porque así nos lo presentó Jamlet, y porque en su despacho todo está enfocado hacia este jugador). El tiempo dará o quitará razones acerca de si esta promesa será una gran estrella. De momento, el Maccabi Tblisi ya tiene el honor de decir que ha formado a todo un jugador del Panathinaikos en apenas 3 años. ¿Quién será el siguiente georgiano en llegar a la NBA? Jamlet lo tiene claro…
Por nuestra parte nos despedimos de Tblisi, una ciudad llena de hospitalidad, con la ilusión de volver algún día allí y poder comprobar que Georgia se ha convertido en una potencia del baloncesto europeo. Altura les podemos asegurar que no les falta. El cuándo es la cuestión.

Un brindis por Georgia (parte 1)

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La siempre interesante wikipedia nos ha permitido descubrir que a los georgianos antiguamente se les llamaba “iberios”, lo que creaba confusión entre algunos de los estudiosos en la materia, que no entendían el porqué del nombre si Georgia estaba a miles de kilómetros de la Península Ibérica.
Cuatro días en Tblisi (del 7 al 11 de noviembre de 2008) me han permitido descubrir algunas de las razones. Desde que llegué al aeropuerto Novo Alexeyevka de la capital a las 3:35 de la madrugada hora local (allí todos los vuelos comerciales procedentes del oeste de Europa llegan a esas horas intempestivas) y allí estaban esperándome el padre de un jugador, un entrenador y otras personas de su entorno y hasta que me fui, también a horas intempestivas, la percepción es que georgianos y españoles somos más parecidos de lo que en un principio podamos pensar. La gastronomía se convierte en ambos casos en una pieza importantísima de la cultura, el fútbol es el deporte rey también allí, aunque las mayores estrellas las fabrique el baloncesto (Zaza Pachulia, Nikoloz Tskitishvili o la última perla Giorgi Shermadini, que acaba de firmar por Panathinaikos) y en ambos países existe la bonita tradición del brindis. Sin embargo, en Georgia esta tradición la vivimos multiplicada por 20, porque durante cualquier comida o cena, hasta cuatro o cinco brindis era capaz de hacer cada comensal. Por supuesto, el baloncesto y los jugadores georgianos fueron los protagonistas de muchos de ellos. Por tanto, no es de extrañar que algo de georgiano hayamos aprendido en estos días. Tanto como que “brindis” en georgiano se pronuncia “gaumarjos”.

La Superliga, máxima competición
Pero hablemos de lo que nos ocupa, el baloncesto en Tblisi. Siete equipos juegan la Superliga, la máxima división del baloncesto masculino del país. En cuanto al basket femenino, y aunque en otras Repúblicas exsoviéticas éste ha dado muchos éxitos tras la independencia de las mismas, en Georgia no es así. Tuvimos incluso la oportunidad de hablar con la Seleccionadora Absoluta Femenina de Georgia y ya nos comentó que pasarían muchísimos años antes que Georgia tuviera una Selección Femenina de nivel.
No ocurre lo mismo sin embargo en la competición masculina. La Superliga de Georgia podría ser una EBA – LEB Bronce en nuestro país, en cuanto al nivel medio de los jugadores. No obstante, siempre encontramos excepciones. La primera sin duda la del gigante Giorgi Shermadini, que el año pasado jugó con el Maccabi Tblisi, y acaba de firmar cuatro años por Panathinaikos, y la segunda Misha Berishvili, un escolta de 2’03 de 1987 que el día que llegamos a Tblisi acababa de ser escogido en el draft de la NBDL y se irá a Oklahoma hasta abril de 2009. Ya el primer día que aterrizamos a la capital de Georgia tuvimos la oportunidad de ver entrenamientos de algunos de los mejores jugadores jóvenes del país. Por allí andaban los padres de Konstantine Tomaradze, Beqa Chikviladze, Giorgi Sharabidze o Tornike Shengelia, todos ellos en España. Viendo a los padres entendemos por supuesto la altura de los hijos.
Hasta su incorporación a España este mismo año, en un vetusto gimnasio de la ciudad entrenaban jugadores como Nikoloz Tskitishvili (Fuenlabrada) o Beqa Chikviladze (Peixe Galego), a las órdenes de Vazha, su entrenador y mentor desde el primer día. Empezaron a llegar jugadores a la pista, cuya entrada está presidida por una fotografía gigante de “Skita” defendido por Michael Jordan, y gran parte de ellos superaban los 2 metros. El baloncesto georgiano, a poco que sus estrellas vayan poblando las ligas europeas y norteamericanas, irá creciendo también. En su liga, la Superliga, prácticamente todos los partidos se juegan en domingo. Y la mayoría de ellos se disputan en el mismo pabellón. El domingo que estuvimos en Tblisi pudimos comprobar que el Sport Palace de la capital, un majestuoso pabellón, herencia de la época comunista y con capacidad para 10.000 espectadores, acogía hasta 3 partidos seguidos de la máxima división del país (a las 14h, a las 16h y a las 18h ante poco más de 300 personas).


El sueño georgiano
Para los jugadores de baloncesto georgiano, su sueño es poder dedicarse profesionalmente a esto. Y para ello, USA y España son sus prioridades si pueden elegir destino. Tuvimos la oportunidad de charlar con algunos de los jugadores jóvenes más destacados de la Superliga, como el propio Berishvili, y no dudaban en afirmar que si no tienen la oportunidad de jugar en la NBA, estar en España es su meta. Mención aparte merece el hecho de que jugadores consagrados en la máxima división del país, e incluso otros como el propio “Skita”, no tengan reparos en entrenar junto a jugadores júniors cuando están en Tblisi, permitiéndole a estos vivir más de cerca el sueño del baloncesto profesional. Atleticismo y un tiro más que correcto son las principales características de las futuras promesas. Suponemos que si a esto algún día le sumamos la competitividad de otras competiciones, jugadores como Nika Metreveli (ahora en Siena) empezarán a ser también piezas fundamentales en el baloncesto europeo.

Futuras estrellas y segunda parte del artículo
A partir de la edad júnior, es complicado valorar quiénes serán las futuras estrellas del país, pues como decimos son bastantes los jugadores que superan los dos metros. Podríamos repasar aquellos que ya continúan su progresión fuera de su hogar, como los “españoles” Giorgi Sharabidze y Tornike Shengelia (Pamesa “B”), Grigol Shvangiradze (Tenerife), Beqa Chikviladze (Peixe Galego) o Konstantine Tomaradze (UB Sabadell), o el “italiano” Nika Metreveli (Siena), que fue MVP del European Without Borders de 2007, donde se reúnen las mejores promesas europeas del momento. Lo que sí podemos adelantar es que en la segunda parte de este artículo hablaremos de la visita que hicimos a la casa en Tblisi de Nikoloz Tskitishvili, donde pudimos seguir online a través de
www.acb.com las estadísticas del partido entre Fuenlabrada y Menorca junto a su madre, Guliko, y su descubridor y entrenador en Georgia, Vazha; así como una curiosa y entretenida reunión que tuvimos con el presidente del Maccabi Tblisi y “propietario” de Giorgi Shermadini, Jamlet Khukhasvili. Hablaremos de eso y de la profunda devoción religiosa que sienten los georgianos, en su mayoría ortodoxos, y que hace que se santigüen cada vez que pasan por delante de una iglesia (y podemos asegurar que el número de éstas en la ciudad es muy elevado), incluso cuando van conduciendo. Porque aunque el baloncesto se vive con pasión en Georgia, es evidente que no todo el artículo va a ser baloncesto. ¿O sí?

    Acerca de Juan Carlos Cebrián

    Licenciado en Periodismo nacido el 18 de mayo de 1977. Actualmente es director general de Regeneracom, una consultoría de marketing y comunicación con un área de Representación de Deportistas.